viernes, 17 de septiembre de 2010

España y la justicia en el futbol

La Furia Roja lo hizo, se coronó en una Copa del Mundo por primera vez en su historia, derrotó a Holanda por la mínima diferencia, con gol de Andrés Iniesta, ya en el segundo tiempo extra, cuando los penales estaban asomándose.



¡Fue una final muy fea!



Se esperaba mucho porque se encontraron dos equipos a los que les gusta tocar la pelota, buscar la portería de enfrente, proponer, hacer futbol… sí, hacer futbol.



¿Hacer futbol? ¡Qué raro se escucha eso!



¿Pero qué pasó al final? Que no se hizo futbol, que los dos equipos, especialmente Holanda, salieron a nulificar al contrario antes de proponer, pero ¿qué pasa cuando un conjunto no está acostumbrado a nulificar? Fácil, recurre a los golpes.



Al término de las semifinales, el técnico de Holanda, Bert van Marwijk, dijo que busca que sus jugadores actúen en la cancha como los del Barcelona, en la final tuvo a la mayoría enfrente, la oportunidad de medir fuerzas, pero no la aprovechó.



Si el partido terminó con sólo un expulsado fue porque el árbitro permitió demasiado. Fue una pena ver golpear así a los holandeses, Van Bommel y De Jong merecen no volver a pisar una cancha.



Fue la Final con más tarjetas en la historia de los Mundiales, España contribuyó con cinco, siendo que en todo el Mundial apenas tres de sus elementos habían visto la amarilla.



¿Merecido para España? Sí y mucho. Porque aunque en el Mundial no exhibió el mejor futbol (saludos a Alemania), supo hacer lo más importante: ganar cuando el equipo luce trabado.



Ya no es la misma España de la Eurocopa ni de las eliminatorias, ni siquiera la de la Copa Confederaciones, donde llegó muy embalado, pero se descuidó en 90 minutos y lo echó Estados Unidos, ahora no tuvo descuidos, sólo el del primer partido, lección aprendida a tiempo.



Hubo cuatro campeones de goleo: el alemán Thomas Mueller, el holandés Wesley Snijder, el español David Villa y el uruguayo Diego Forlán, pero FIFA le otorgó la “bota de oro” a Thomas Mueller porque tuvo cinco asistencias.



Además, Diego Forlán se ganó el premio al Balón de oro, muy merecido, sin duda fue el mejor jugador de la Copa del Mundo, su espíritu, su lucha, pero sobre todo su futbol. Fue el único jugador que supo hallarle el modo al Jabulani y eso es un mérito aparte.



El guante de oro fue Iker Casillas y curiosamente, demostró su valía con los pies, al desviar ese disparo de Arjen Robben que ya se estaba cantando.



Y el mejor jugador joven fue Thomas Mueller, quien jugó por la lesión de Ballack y respondió con creces, no sólo por sus goles, sino por la conducción en el medio campo, aunque se perdió el partido más importante, la semifinal contra España.



Se acabó el Mundial, creo que le quedó grande a Sudáfrica, ahora a pensar en Brasil 2014, sí, porque las eliminatorias comienzan el año siguiente.

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